Tratamientos para rosácea, rojez, venitas dilatas, cuperosis y más

Testimonio: “Desde que era pequeño mi rostro siempre tenía rojez. No me gustaba, probé medicamentos, cremas que la controlaban por un tiempo, pero después volvía. Fue entonces que me diagnosticaron rosácea. Era demasiado dinero para gastar, así que me resigné a vivir con eso. Cuando me apareció acné, mi piel comenzó a lucir muy mal. Ya de adulto busqué alternativas y escuché de DLorgia. Al inicio pensé que era un lugar solo para mujeres, pero en una publicación vi fotos de un chico y eso me dio confianza. Por eso hoy comparto mi historia, aceptando ser parte de sus casos reales de éxito en rosácea y acné.

El camino no fue fácil. Cuando empecé el tratamiento incluso lo dejé, porque después de las primeras terapias mi piel parecía empeorar. Me molesté mucho. Me explicaron que era normal, que la bacteria del acné estaba reaccionando y luchando para salir de mi piel. Me costó entenderlo, con mi rosácea fue duro. Sentí decepción por volver a gastar dinero y no sentir apoyo de mi familia: me decían “te malograron peor el rostro”. Abandoné, pero algo me decía que me diera una oportunidad más. Recuerdo que cuando dejé de asistir, el equipo de DLorgia se comunicó conmigo. Al inicio no quería responder, porque pensaba que era solo interés económico, como pasa en otras clínicas. Pero la especialista me envió un audio con mucha comprensión y eso me dio una luz.

Me fui de viaje y mi piel empeoró. Entonces, al regresar, les conté cómo me sentía y encontré comprensión verdadera. También me hablaron mucho de la importancia de una vida saludable: alimentarme mejor, hidratarme, cuidar mi piel aunque fuera varón. De niño usé tantas cremas que de adulto ya no creía en nada, solo agua y jabón. Ni bloqueador usaba. Mes a mes empecé a notar cambios. A veces había enrojecimiento o rebrote de acné, pero aprendí que necesitaba paciencia y constancia. Hubo momentos en que abandoné, pero al retomar, entendí que cuidar la piel es como ir al gimnasio: no basta con unos meses para tener el cuerpo ideal toda la vida, se necesita constancia. Hoy mi rostro luce mucho mejor, mi piel en general se ha transformado y sobre todo aprendí a amar mi piel, mi carta de presentación. Gracias al gran equipo de DLorgia que me acompañó y sigue conmigo en este proceso.

Si estás leyendo esto, te invito a darte la oportunidad en DLorgia. Y si en algún momento el proceso te incomoda o dudas, no abandones: comunícalo, te escucharán y te ayudarán. Hoy puedo decir con certeza que su objetivo es real: la satisfacción de sus pacientes. Gracias, DLorgia, porque cambiaron mi vida.”